En los últimos años diversos movimientos de defensa del
territorio han promovido que se retome el cultivo de semillas nativas porque propicia su continuidad y evita depender de las agroindustrias.
El maíz es una herencia de los pueblos de Mesoamérica,
quienes lo domesticaron gracias a su trabajo.
Mantener la
diversidad de sus semillas es uno de los compromisos insoslayables para conservar nuestro patrimonio biocultural.
También son importantes las especies desarrolladas a
través de procesos de domesticación de larga duración,
pues se benefician con las características físicas de cada
región, están íntimamente ligadas con la cultura, tradiciones gastronómicas, preferencias de sabores, colores y
formas de los maíces que requieren las poblaciones para
diferentes propósitos y temporalidades a lo largo del año.
En este sentido, esta celebración busca recordar y exaltar
la diversidad de México, tanto de las razas de maíz, como
la cultural, puesto que en el país habitan diferentes
grupos étnicos. Los expertos cifran en casi 70 las razas
mexicanas de maíz, el territorio nacional es patria de 67
grupos étnicos que han tenido en este cereal sustento,
cultura y cosmovisión.
En México es un orgullo identificarnos como hombres y mujeres del maíz.
¿Qué se busca con esta celebración?
El maíz es una herencia, el sustento y la base de la alimentación y de la economía de las y los mexicanos, pero
también es un elemento fundamental para el futuro de
la agricultura para hacer frente al cambio climático y las
inestabilidades de los sistemas socioeconómicos. A su
vez, es reconocido como pilar de la cultura indígena y
campesina. Por ello, es un derecho y obligación considerarlo como un bien común que necesita ser preservado y
libre de contaminación por organismos transgénicos.
Fuente: SEMARNART (2021).
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